Poema Espartero IV
Mi padre me dejó una cuchara
con un plato lleno
de hambre y orgullo.
Heredé dos manos ásperas
de dos brazos endurecidos
Me prestó dos pies
engranados en dos palos.
Una espalda vieja,
una mirada amanecida de frutos
y una paz bendita
propia de los pobres.
Y cuando yo muera,
engendraré hijos
con cuchara de hambre
y plato de orgullo.